martes, 14 de octubre de 2008

La ingeniería financiera incide para bien o para mal en el bienestar social


De hecho y con la actual normativa dineraria, la ingeniería financiera permite realizar una muy lucrativa y discreta transferencia de recursos, desde los llamados países periféricos o dependientes hacia los llamados países desarrollados o industrializados…

Y principalmente son las entidades propietarias y/o creadoras de dinero, y en buena medida también las entidades prestatarias de dinero que actúan en la intermediación financiera, quienes se quedan con la parte del león…

Los empréstitos que se renuevan con periodicidad, crean las condiciones para que exista una deuda estable (al margen de ciertas oscilaciones), y los intereses de la misma así sangran continuadamente a los deudores…

Esto es válido en las distintas esferas nacionales, aunque también justo es reconocer que allí al menos hay riesgos que los prestamistas deben asumir, y que además allí hay impuestos nacionales que se deben pagar; esos impuestos son reguladores que extraen recursos de actividades lucrativas, para así volcarlos a programas sociales y/o en beneficio de la comunidad toda…

A nivel internacional y con el dinero internacional que regula el comercio internacional y las transferencias financieras transfronterizas, sin duda también ocurre un fenómeno muy similar al recién mencionado, sin duda también aquí se presenta una muy lucrativa actividad para quienes están en el negocio financiero, pero con el agravante que allí los riesgos por no cobro en que incurren los prestamistas suelen ser mucho menores, y con el inconveniente adicional que en ese ámbito no existe ningún mecanismo establecido de redistribución de recursos, de tipo similar a los aludidos impuestos nacionales…

En efecto, en relación a los préstamos internacionales, los propios Estados suelen ser los garantes en primera o segunda instancia, y por tanto los riesgos de no cobro suelen ser mínimos, por no decir nulos…

Por otra parte, y si bien a nivel internacional existen algunos discretos mecanismos redistributivos, ellos por lo general son voluntarios, y se canalizan principalmente a través de la llamada cooperación internacional y bilateral, por la vía de préstamos sin intereses o a muy bajo interés, por la vía de préstamos no retornables, por la vía de ayudas en materias específicamente tecnológicas, educativas, y/o logísticas, y en algunos pocos casos por la vía de discretas y moderadas condonaciones de deuda…

Estos mecanismos de redistribución sin duda son demasiado blandos y tienen muy escasa incidencia global, y en ciertos casos las ayudas así acordadas y otorgadas, tienden ellas a beneficiar en forma casi paritaria tanto a los beneficiarios como a los propios donantes… En efecto, véase que con frecuencia así se imponen muy costosas consultorías, así como compras de equipamiento de un determinado origen, transportes marítimos realizados en buques de ciertas banderas y con costes no negociables, y toda una serie de otras cuestiones generalmente contenidas en lo que se llama la letra chica de los convenios y de los contratos… Además, por esta vía a veces se imponen inversiones realizadas en determinadas áreas de gran interés para el mundo desarrollado, pero que suelen ser de muy escaso interés para las propias poblaciones de los países que proporcionan su territorio y sus recursos naturales, ya que en ciertos casos la producción así lograda es mayoritariamente exportada, y/o ya que los beneficios empresariales retornan a veces con mucha rapidez y cuantía a los países de origen, y/o ya que las ventajas en cuanto al empleo de trabajadores locales no suelen ser muy relevante, y/o ya que esas actividades productivo-industriales a veces ni siquiera pagan impuestos nacionales pues se realizan en zonas francas o con regímenes impositivos especiales…

Todo el sistema monetario internacional está pensado para perpetuar la actual situación de subordinación de los países pobres, y con el paso de los años evidentemente los propietarios del dinero son quienes van engrosando sus arcas cada vez más y más… Y quienes más sufren, y quienes permanecen en una situación cada vez más y más comprometida, sin duda son los propios países emergentes, que muy difícilmente podrán levantar cabeza con el actual sistema internacional de intercambios, y dentro de ellos con toda evidencia quienes más sufren son los grupos sociales más vulnerables y más pobres…

¿Cómo podría revertirse esta injusta situación?

¿Cómo podría modificarse el estado actual de cosas?

Sin duda debe ser una entidad internacional la que maneje el dinero internacional, para que los mecanismos de intercambios no se envilezcan, y no terminen favoreciendo en demasía a los más poderosos…

Pero además, y si cierto ideal de justicia en el comercio internacional y en los intercambios internacionales apunta a que lo más conveniente sería un tráfico bastante equilibrado en el mediano y largo plazo entre los distintos países, entonces, lo que debería hacerse es imponer algún tipo de gravamen a las situaciones desequilibradas, o sea tanto a las situaciones deficitarias como a las situaciones supernumerarias, tanto a las balanzas de pago con déficit como a las balanzas de pago con superávit, y organizando las cosas de tal modo que el producido de dicho gravamen sea dirigido en beneficio de los países más pobres, así como en beneficio de los grupos sociales más vulnerables…

Precisamente un sistema de este tipo fue oportunamente propuesto por el economista John M Keynes en la década de los años cuarenta, hace ya más de sesenta años, aunque desgraciadamente dicha propuesta no fue adoptada en dicha ocasión durante la importante y conocida “Conferencia Internacional Monetaria y Financiera”, que fuera convocada por las NNUU, y que se realizó en Bretton Woods, en el Estado de New Hampshire, EEUU, entre el 1 y el 22 de julio de 1944…

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